martes, 21 de diciembre de 2010

Simplemente yo no sirvo para eso ...


La manera en que hace cinco años mencionó esas palabras, aún me acompaña pues me sentía aludida cuando él dijo “El que no vive para servir, no sirve para vivir”Miguel Zambrano en mucho has influido en mí, y me pregunté ¿Sirvo? Se ha puesto a prueba mi amor y mi paciencia y obtuvo a cambio, terribles resultados.

Empezar la mañana haciendo el desayuno para la comensal más exquisita y exigente, cuyo veredicto es siempre el mismo cada día, sin importar la variación de la a la dieta, el esfuerzo realizado o las ganas de que ella quede satisfecha, no es siempre un inicio de día muy alentador, sin embargo queda el consuelo de saber que hiciste tu trabajo, serviste cómo te fue posible con lo poco que tenías a disposición.

Entretenerte al menos te es posible, no sufres restricciones de esa clase, debes ser interrumpida por los momentos en que la mujer te necesita, y es que valerse por ella sola no puede, de la ayuda de la muchacha requiere aunque esta sea torpe, inexperta y con muy poco determinación a ayudar.

No le queda más remedio que aceptar, si la situación de sus padres fuera otra, ella tendría de verdad un descanso de las clases que este ciclo ha culminado, a pesar de ello se alegra, ya las fiestas se acercan y las clases ya comienzan, eso la hace emocionar.

Al final no recibe recompensa, lo hace por la fuerza, por atender a quien su madre no puede, pues atareada en su propio mundo laboral está.

Cada hora una gota, cada tres otra pastilla, que menos sal, que ven acá, que esto sí y ¿Por qué te demoras?

 La paciencia no es su don, para limpiar muy mala es, que gracias a esa hernia agacharse no puede, que aunque intente hacer las cosas bien el tiempo siempre corto es, que cuando acaba el quehacer surge otro a su vez, que cuando puede decir basta es cuando de la cama para iniciar todo de nuevo el momento es.

Entre rabia y frustración de no recibir nunca las gracias, de que sus esfuerzos para hacer las cosas como se deben reciba malos comentarios, que no puede con su genio, que al final todo sale mal.

Después de un almuerzo especial, siguen las tareitas que mamá me encarga, a ella le corresponde a una cita en el hospital a la paciente acompañar, me voy con mi personita especial al pavito de navidad ir a rescatar, bueno ahora tendrá un destino noble y dentro de mi un final honorable.

Le mandan una sencilla tarea hacer, el lonche preparar, ella dice para si misma; es pan comido, pero en esta ocasión nada sale como estaba previsto, se equivoca y pone mal el horno, casi se quema y la tapa cae al suelo con un ruido estrepitoso, los servicios mal colocados tintinean con furia en ese recién colocado lavadero, se pregunta porqué demora tanto en ese horno esas simples tostadas sin darse cuenta siquiera que el calor del metal se ha pegado a la superficie de la olla arrocera, tras darse cuanta del error cometido visto por un tercero, la madre de la muchacha la regaña, y le dice : Oye, no seas pava! – ¿Y es que acaso no tienes cerebro? – Con razón la paciente se queja, si no haces nada bien, algo tan fácil y simple Y la verdad es que esas palabras le hicieron mal a la chiquilla que impaciente y desganada se ganó una gritada.

Pobre, pequeña ilusa, que cree que el martirio está por acabar, aunque cansada está y quiere todo terminar, la mala noticia es, que no tendrá privacidad, ahora el contrato es otro, dejará de atender a la paciente cada día destinado a su descanso del deber académico pues el tiempo de relajo ya habrá acabado, ya no más mal humor y las pastillas, sin embargo la tarea aún no culmina, que no crea que el cuento termina y que esa será su desapercibido final feliz.

Sino que todo recién empieza aquí, cuando llegue cansada y con ganas de Nada, cuando quiera relajarse y distraerse se dará cuenta que la Locura apenas comienza, pues dejará su privacidad, calma y comodidad, por mudarse con la  paciente y recibir toda su ternura como pan de cada día.

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